Hola, soy Seti y vivo en Santander. Os voy a contar una anécdota: esta Semana Santa visité a mi sobrina Sara en Sevilla. Salí con ella a dar un paseo, pasamos junto a un señor que sentado en su silla vendía sombreros. Sara, muy espabilada, barra "sabelotodo", me señaló uno que le gustaba. ¡Me sonrojó diciendo que los tíos siempre dan regalos a los sobrinos! Yo pensé que sí, que tenía algo de razón.
En ese momento, sentí cómo su saliva iba sembrando un sutil gesto de mala leche en su rostro. Se puso en modo rabieta y yo, supersonrojado, le regalé ese sombrero que me costó siete con sesenta y siete euros.
Después de pasar semejante semana, en la que cada día se le antojaba otra cosa, no quise volver a dar paseos con Sara ni volver a Sevilla.
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